jueves, 20 de junio de 2013

¡Croac!

Cuando una amiga mía tuvo a sus mellizos, corrí a comprar camisetas lisas para hacerles algo personalizado. Lo malo es que luego tardé cien siglos en ponerme manos a la obra, como me suele pasar,  y los bebés no esperan: crecen y crecen tan rápido que no te dan tiempo a dejar nada para mañana. Las camisetas que compré eran de talla de seis meses, las compré cuando nacieron y los niños fueron prematuros, pero se les quedaron pequeñas antes de que pudiera coserles algo.

Como no hay mal que por bien no venga, mi pequeño Elio vino en la época perfecta para aprovechar estas camisetas y, esta vez con más tiempo, sí que conseguí decorarlas antes de que hicieran falta.

Empecé con una de color crudo. Siempre había querido hacer una rana en una camiseta y me pareció que aquí quedaría fantástica. Al buscar en Internet, encontré este diseño y me enamoré al instante. Lo adapté a mis capacidades y materiales y el resultado me encantó.


Es una camiseta vistosa y divertida que Elio se ha acabado poniendo muchísimo en este invierno tan largo. De hecho, aunque es de talla de seis meses y Elio tiene ya más de ocho, le sigue cabiendo. Y de tanto usarla y lavarla, se ha empezado a despegar porque el cuerpo de la rana, la lengua y el cuerpo de la mosca solo los puse con la entretela adhesiva: la prueba de que el método rápido da resultados poco duraderos.

Desde que vi que pasaba esto (que ocurre más rápido con unas telas que con otras), ahora siempre repaso los bordes con una costura. En estos momentos estoy en proceso de arreglar esta ranita, porque me encanta y me gustaría que el siguiente peque que la use pueda disfrutar de la aplicación entera. ¡Pero tengo que comprar hilo rojo!

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