Otra toalla para el cambio de pañal

Ahora que parece que hemos sumado unos cuantos seguidores nuevos, ¡ahí va una entrada de costura churretosa llena de cagadas! Porque para qué vamos a causar buena impresión, ¿no?

Como dije en esta entrada, la nueva política de la guardería de dejar allí una toalla de repuesto nos dejó sin cambiador para nuestras salidas y yo vi ahí mi oportunidad para usar parte de los meeeetros de bies que hice en color verde y meterle mano, por fin, a una toalla morada que tenía aquí rulando desde hace más de un año. Y, por qué no, perderle el miedo a poner bies en esquina.

La combinación de colores me chifla. Queda de lo más alegre.

La calidad de los acabados es más que discutible.

Los pespuntes están totalmente descontrolados. Tengo esquinas medio decentes y esquinas que dan miedo. Todo el contorno me hace olas porque tenía que ir tirando del bies a lo bestia para que envolviera el borde. Un horror, vaya. Tanto que debería descoserlo y volver a hacerlo. Pero tengo otras prioridades y, aunque no sea perfecta, la toalla cumple su función igual.

El tamaño, portátil. No nos hace falta más.

El rectángulo «blanco» es un cambiador desechable cortado por la mitad.

Os dejo mis notas mentales por si puedo evitaros alguna de mis meteduras de pata:

- Para rematar toalla, el bies tiene que ser más ancho de lo normal o estar hecho con tela recia (para que podamos tirar de él sin que se deforme; véase esta toalla).
- Si lo anterior no es posible, ¡al menos hay que recortar el rizo en los dos lados del borde para quitar volumen!
- Al hacer cinta al bies, es muy importante que quede bien cuadrada (la mía tiene zonas un pelín más anchas que otras y eso se traduce en esquinas impredecibles).
- Cuando cortas una pieza que casi seguro que tendrás que cuadrar luego, córtala más grande lo que que necesitas o te arriesgas a no poder cuadrarla del todo porque te quedarías sin pieza.

¿Se pueden acumular más pifias en una costura tan simple? Yo diría que no. En fin, la próxima vez saldrá mejor.