domingo, 30 de junio de 2013

Geisha

Este proyecto es de esos que te dejan mal sabor de boca. Me pasó como con la camiseta de los peces: lo pensé y repensé tantas veces, me lo imaginé de todas las formas posibles y creció tanto en mi cabeza que, una vez hecho, no cumplió para nada las expectativas.

La historia de cómo llegué a hacer esta geisha es curiosa. Llevaba mucho tiempo pensando en lo bonita que podría quedar una camiseta con este dibujo, pero era muy poco apto para nenes, así que aparqué la idea.

Mientras buscaba camisetas lisas de manga corta para Unai, vi dos expositores de esos circulares. En uno, los colores tristones habituales para niño: azul marino, blanco, gris jaspeado... En el otro, colores llamativos y preciosos: naranja, rojo, amarillo, azulones resultones... Al acercarme, vi que los colores bonitos eran los del expositor de ropa de nena y me quedé un poco chafada. Pero cogí una camiseta de cada expositor, las comparé y me pareció que eran prácticamente iguales a excepción de las mangas, que eran más cortitas en el modelo de niña. «Bah, me da igual, me llevo las de niña», pensé. Qué chasco tan grande cuando llegué a casa y vi que, por mucho que intentara ponerle las camisetas a Unai, su cabezolón masculino no entraba ni de casualidad por el cuello. Oooooooh.

No recuerdo por qué no fui a devolverlas. Seguramente por falta de tiempo, porque perdí el tíquet o por alguna otra razón peregrina. La cuestión es que la pequeña Maya, hija de una amiga, se ganó otro par de camisetas porque sí aunque ya tuviera estas tres.

Para vestir a la geisha, utilicé retales de una de mis camisetas favoritas de todos los tiempos, demasiado pequeña ya para este cuerpecito serrano. Y no, la geisha no le hace justicia al cariño que le tenía a una camiseta que llevaba guardando y trasladando por medio mundo desde segundo de carrera.

Así quedó la geisha:


Los ojos los pinté con el mismo rotulador Prym que los de las ovejas y corrieron la misma suerte: se borraron en el primer lavado. Por suerte, esta vez decidí lavar las camisetas antes de enviárselas a su destinataria y subsané el error. No sé cuánto habrá aguantado el rotulador textil Javana en esta tela rosa, pero espero que haya sido más de un par de lavados. No llegué a asegurar con hilo ni el pelo ni la boca ni la faja, así que me imagino que alguna de esas piezas, si no todas, habrá volado. ¡De todo se aprende!

2 comentarios:

  1. A Maya le encanta su camiseta de la "nena". Y no, aun no ha volado ninguna pieza, aunque debo confesar que no se la pongo mucho porque el cuello es estrechito, y aunque a ella le gusta mucho ponersela, luego sufrimos un poco quitándosela. Si yo fuera tan manitas como Marta le haría una costurita arriba, pero por ahora me conformo con tirar poquito para darle de sí al cuello. En cualquier caso... queda guapiiisima!!

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    1. ¿Será que tenemos niños muy cabezones o que este patrón estaba mal hecho? Voto por lo segundo. :D Me alegro de que siga entera. Si viviéramos más cerca, y ahora que tengo un poco más de idea de costura, podría hacerte un apañito para abrir el cuello. ¿Crees que merece la pena que me la mandes por correo?

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